
Joan Galimany preside la asociación Viu Comerç, entidad de la que forman parte más de 200 establecimientos de Vilanova i la Geltrú. Hemos charlado con él para conocer cuál es la situación del pequeño comercio en la ciudad.
PREGUNTA: Comercios de la Rambla Samà están recogiendo firmas para que restauren plazas de aparcamiento eliminadas a raíz de la construcción de un carril bici; hace unas semanas usted, como presidente de Viu Comerç, mostraba su desacuerdo con la decisión tomada por el Ayuntamiento de abrir todos los domingos del año; los comerciantes también están muy preocupados por la próxima implantación del sistema de recogida de basuras puerta a puerta… ¿Qué está sucediendo?
RESPUESTA: Vayamos por partes. Lo que está ocurriendo a los comerciantes de la Rambla Sama es un anticipo de lo que puede pasar en otras partes de la ciudad, una vez el Ayuntamiento comience a construir todos esos carriles bici financiados con los fondos Next Generation sin haber consensuado previamente el plan con los comerciantes.
¿Pero acaso el Ayuntamiento no explicó previamente estos planes de movilidad a los comercios?
El concejal de Movilidad, Antoni Palacios, ha tardado más de un año en concedernos una reunión, que tuvo lugar hace solo tres semanas. Pero mientras tanto, ellos han continuado trabajando en su plan de movilidad, pero no con nuestra participación. De hecho, esa reunión de la que le hablo no se celebró hasta que no acabaron el nuevo carril bici de la Rambla Samà.
¿Cómo ve la asociación Viu Comerç la situación del comercio en Vilanova i la Geltrú?
Vilanova i la Geltrú ha sido durante años un foco de atracción para comarcas vecinas, pero también durante mucho tiempo no ha habido mejoras para cuidar esto. La prueba es el estado de la vía pública, la pobre iluminación, los problemas de la limpieza viaria, los problemas para aparcar, los problemas para llegar al centro y ahora encima nos viene el sistema de recogida de basuras puerta a puerta.
¿Qué les preocupa exactamente del nuevo sistema de recogida de basuras?
Cuando nos reunimos con la concejala de Medio Ambiente, Marta Jofra, le pedimos que en las calles comerciales no obliguen a los vecinos que viven en dichas zonas a dejar en la acera la basura orgánica y otros residuos, sino que pudieran disponer de contenedores especiales con llave. Si todo el mundo comienza a dejar la basura frente a la puerta de su casa, tal como prevé el plan del Ayuntamiento, esto causará un perjuicio a las calles comerciales, además de perjudicar la imagen de Vilanova como ciudad de compras.
¿Y cuál fue la respuesta del Ayuntamiento?
Nos dijeron que no. Que el sistema se hará con las cubos de basuras orgánicas en la puerta de cada casa. Curiosamente, en el Paseo Marítimo sí van a poner contenedores de apertura con tarjeta. En cambio, en las calles comerciales del centro, que son más estrechas, vamos a tener malos olores debido a la basura orgánica, líquidos goteando, plagas, bolsas de residuos que dificultarán el paso de la gente…
Una imagen muy bonita para una calle comercial…
Pero es que, además, los comercios dejarán las basuras a una hora y los particulares a otra. Eso quiere decir que habrá camiones arriba y abajo por calles peatonales y comerciales, lo cual va en contra del espíritu de pacificación del tráfico. Todo esto también perjudicará a las terrazas de bares y restaurantes.
El Ayuntamiento nos dice que no quiere poner contenedores porque eso baja las ratios de reciclaje. Pero tengamos en cuenta que el 90% de la basura que generamos los comercios básicamente es cartón, que ya reciclamos mediante un sistema de puerta a puerta desde hace años. Lo mismo ocurre con bares y restaurantes, obligados desde hace tiempo a reciclar aceites, materiales para compuesto orgánico, etcétera.
“Si la gente tiene dificultades para acceder al centro de Vilanova y cuando llegas te encuentras calles sucias, mal iluminadas, etc, al final muchas personas se acabarán quedando en el Parque Comercial”
Respecto a la movilidad en Vilanova i la Geltrú ¿Qué les preocupa?
El nuevo plan de movilidad del Ayuntamiento va a hacer más difícil circular en coche por Vilanova i la Geltrú, porque van a cerrar el centro, pero lo convertirán en una ratonera provocando colas y atascos en determinados puntos. Todo esto provocará mucho malestar a la gente, a los de aquí y a los de fuera que vengan a pasar el día, de compras, etc. Resultado: la gente no va a querer venir a Vilanova. Por todo eso pedimos que en el Plan de Movilidad se tengan en cuenta medidas para que la gente pueda llegar hasta el centro.
Se supone que habrá aparcamientos disuasorios…
El Ayuntamiento pretende que la gente que viene de fuera deje su coche aparcado en sitios como el Leroy Merlin en la ronda Europa, o en el nuevo parque comercial que se está construyendo en los terrenos de la cementera Griffi, y que desde allí vayan caminando al centro de la ciudad. Eso no va a funcionar. Nosotros pedimos que al menos pongan autocares lanzadera gratuitos para acceder al centro. Además, hay que pensar también en los clientes de cierta edad.
Acaba de referirse al nuevo parque comercial, cuya apertura está prevista para antes de Navidad. ¿Lo ven como una fuerte competencia?
Tengamos en cuenta que la mayoría de las personas que vienen de otras comarcas a Vilanova vienen con su propio coche porque el transporte público es claramente insuficiente. Pero si la gente tiene dificultades para acceder al centro de Vilanova y cuando encima llegas te encuentras calles sucias, mal iluminadas, etc, al final muchas personas se acabarán quedando en el Parque Comercial. Nos ocurrirá lo mismo que ha pasado en otras ciudades, donde hay barrios que se han quedado sin comercios y ya se han perdido para siempre.
En definitiva, si sumamos los problemas de movilidad y el plan de basuras puerta a puerta, se están generando las condiciones de una tormenta perfecta para el pequeño comercio de Vilanova i la Geltrú. La campaña de Navidad de 2022, coincidiendo con la apertura del nuevo parque comercial, podría ser el punto de inflexión, a peor. Con la agravante de que los comercios venimos de dos años económicamente muy duros a raíz de la pandemia.
“Si estos temas no se resuelven, nos enfrentamos a la destrucción del tejido comercial de Vilanova i la Geltrú de una manera irreversible. La situación es realmente complicada para muchas familias”
¿A qué nos enfrentamos entonces?
Si estos temas no se resuelven, nos enfrentamos a la destrucción del tejido comercial de Vilanova i la Geltrú de una manera irreversible. La situación es realmente complicada para muchas familias. Todos los grupos políticos deberían ser conscientes que el pequeño comercio da un valor añadido y una estabilidad económica y social a la ciudad, ofrecemos altos niveles de especialización, etc, en cambio, las grandes empresas vienen y se van cuando les interesa.
Pero al mismo tiempo, el pequeño comercio es un ecosistema muy vulnerable, y, por tanto, fácil de destruir si el Ayuntamiento toma determinadas decisiones. ¿Acaso pretenden que en el futuro todos acabemos trabajando empaquetando cosas para Amazon?
En conclusión, ¿qué piden al Ayuntamiento?
Que conozcan y tengan en cuenta las necesidades del pequeño comercio a la hora de tirar adelante sus planes, sean de movilidad, recogida de basuras, etc. Nosotros queremos una ciudad renovada, con un comercio potente que de vida, pero, en cambio, nos preocupa que desde el Ayuntamiento solo se fijen en las cuotas de emisiones de CO2 y de reciclaje. Pero ojo, a ver si al final esas emisiones se reducen porque ha desaparecido la actividad comercial y la ciudad se ha convertido en un páramo de persianas bajadas y sin actividad en las calles. Nos encontraremos que la gente bajará a Vilanova i la Geltrú, pero no entrará en Vilanova i la Geltrú, sino que se quedarán en el Parque Comercial.
Por eso insisto: las medidas que tome el Ayuntamiento en los próximos meses en cuestiones como la movilidad y la recogida de basura pueden producir cambios drásticos, por lo cual tendrían que actuar con mayor responsabilidad. ¿Quieren de verdad que Vilanova i la Geltrú mejore económicamente y socialmente? Corremos el riesgo de convertirnos en una ciudad vulgar como otras del extrarradio de Barcelona, sin alma, sin comercio y sin identidad.