
Un análisis de Xavier Canalís*
Sitges y Vilanova i la Geltrú se encuentran en la misma comarca, a apenas seis kilómetros la una de la otra, ambas disfrutan de idéntico clima, las dos localidades están bañadas por el Mediterráneo, disponen de extensas playas de fina arena y además están conectadas a Barcelona y su aeropuerto mediante ferrocarril y autopista. Y sin embargo, si comparamos su fuerza como destinos turísticos, están separadas por un abismo.
¿Por qué motivos Sitges juega en la Champions League del turismo y en cambio Vilanova i la Geltrú tiene que conformarse con participar en una categoría mucho más inferior de tercera regional?
A continuación apuntamos cinco claves que explican las diferencias entre ambas localidades.
1.- La marca
Sitges es una marca turística propia con más de un siglo de historia a sus espaldas, con fama y prestigio internacional.
Millones de personas han oído hablar de Sitges en alguna ocasión como un glamuroso destino de vacaciones, lugar de encuentro de artistas, festival de cine, etc, aunque no hayan estado nunca en esta localidad.
Esta fama que ha obtenido Sitges es el resultado de un esfuerzo constante y buen hacer turístico realizado a lo largo de muchos años por sus habitantes, generación tras generación.
En cambio, la marca Vilanova i la Geltrú tiene un nulo reconocimiento internacional como lugar donde disfrutar de unas vacaciones o una escapada.
Y aunque Vilanova tenga algo de fama en Cataluña (principalmente gracias a sus playas y el puerto y al chiste de Eugenio sobre Baden Baden) apenas es un destino turístico conocido en España.
Para los turistas españoles, las marcas turísticas más conocidas de Cataluña son Barcelona, Sitges, la Costa Brava, Lloret de Mar, la Costa Dorada, Salou, PortAventura…
2.- El producto
Sitges dispone de 48 hoteles, que suman 4.832 camas. Buena parte de esta oferta de alojamiento, además, corresponde a hoteles de cuatro y cinco estrellas. El hecho de que Sitges tenga fama como destino turístico internacional facilita además atraer nuevas inversiones, por ejemplo para renovar o construir nuevos hoteles de categorías superiores.
Por lo que respecta a Vilanova i la Geltrú, la ciudad cuenta con solo 8 hoteles, que suman 354 camas. No obstante, hay tres campings, entre ellos el Vilanova Park, uno de los más conocidos de Europa por los usuarios de este tipo de alojamiento.
Hoteles | Plazas | |
Sitges | 48 | 4.832 |
Vilanova i la Geltrú | 8 | 354 |
Campings | Plazas | |
Sitges | 2 | 2.238 |
Vilanova i la Geltrú | 3 | 5.058 |
3.- La segmentación
En la década de 1980, Sitges era aún un destino de sol y playa, pero tras la apertura de la autopista del Garraf (que acortó las distancias a Barcelona y al aeropuerto), la localidad decidió apostar muy fuerte por el turismo de congresos y convenciones. De este modo, se renovaron o construyeron nuevos hoteles de 4 y 5 estrellas, adaptados a las necesidades de este tipo de clientes.
En la actualidad, Sitges atrae diferentes tipos de públicos, muchos de ellos con un poder adquisitivo medio-alto.
Por su parte, Vilanova i la Geltrú se dirige básicamente a un turismo familiar, que tiene sus limitaciones en cuanto a gasto.
En los últimos años la capital del Garraf ha hecho tímidos esfuerzos para atraer congresos y convenciones de pequeño formato. Sin embargo este tipo de clientes demanda un tipo de instalaciones y servicios específicos que la ciudad no tiene: hoteles de cuatro y cinco estrellas; agencias receptivas responsables de organizarlo todo en el destino (desde traslados al aeropuerto hasta montar eventos en espacios singulares), etc.

4.- La estacionalidad
El hecho de que Sitges se haya orientado a diferentes segmentos de público (congresos, convenciones, festivales, turismo LGTB, sol y playa, etc) es lo que ha permitido a esta localidad extender la temporada turística a lo largo de todos los meses del año.
Es decir, Sitges ha roto la estacionalidad turística, lo que supone grandes ventajas para cualquier destino: permite que una inversión hotelera pueda recuperarse antes; que los negocios sean más rentables; o que haya más empleo turístico estable.
Vilanova i la Geltrú, en cambio, debido a su alta dependencia del turismo familiar que se concentra en los meses de verano, tiene una elevada estacionalidad.
En otras palabras, Vilanova es básicamente un lugar de “veraneo” pero no un destino turístico los 365 días del año. Y esto dificulta en gran medida atraer nuevas inversiones hoteleras por ejemplo.

5.- La mentalidad
Como apuntábamos al principio, Sitges ha realizado un esfuerzo constante a lo largo del último siglo para defender su industria turística y ponerla al día. Es un legado que se protege generación tras generación.
Esta mentalidad en Sitges es palpable no solo entre los empresarios y trabajadores del sector, sino también entre buena parte de los vecinos, la sociedad civil y los sucesivos gobiernos municipales que ha tenido la localidad.
Vilanova i la Geltrú nunca ha apostado seriamente por el turismo pero ese no es el auténtico problema de cara al futuro
Vilanova i la Geltrú nunca ha creído seriamente en el turismo.
En la década de 1960, cuando el sector turístico comenzaba a expandirse por Cataluña, la ciudad prefirió quedarse al margen de aquel fenómeno y decidió seguir apostando por la industria, tal como venía haciendo desde principios del siglo XX. Por eso nunca llegó a desarrollarse un sector turístico robusto y de gran implantación en Vilanova i la Geltrú, como sí sucedió en otras localidades de la costa.
Eso explica por qué en el año 2020 apenas haya en Vilanova 354 plazas de hotel, que se llenarían con dos aviones.
Sin embargo, el sector industrial (en el que tanto confió Vilanova i la Geltrú para que proporcionara riqueza y empleo a las generaciones venideras) ha ido reduciéndose con el paso de los años. En la actualidad, solo el 22,6% de los trabajadores y el 5% de los autónomos residentes en la ciudad están empleados en la industria.


Tal como podemos ver en la gráfica, el 71% de los trabajadores y el 80% de los autónomos de la ciudad están empleados hoy en el sector servicios, el cual incluye una amplia variedad de subsectores (comercios, bares, restaurantes, administraciones públicas, oficinas, etc).
La moraleja de todo esto es muy sencilla. El problema no es que Vilanova i la Geltrú no apostara por el turismo, sino que no supiera defender su industria.
*Xavier Canalís es autor del libro “Turisme i turistes, de l’hospitalitat a l’hostilitat” (Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2019)