Sociedad

Playa de Ibersol: de pequeño paraíso a barrio olvidado del extrarradio de Vilanova i la Geltrú

La asociación de vecinos del Prat de Vilanova denuncia el abandono que sufre la zona

La playa del Ibersol recibe una puntuación de 4,2 estrellas sobre 5 en Google y en TripAdvisor este espacio es descrito como “un lugar agradable, de playas tranquilas sin mucha aglomeración de gente”. De hecho, cuando esta urbanización fue construida a principios de la década de 1970, se concibió como un lugar privilegiado que acogería segundas residencias junto al mar para gente adinerada de la época. Sin embargo, cincuenta años después, la mayoría de aquellos apartamentos se han convertido en la vivienda habitual de 650 personas, que residen en la zona de forma permanente y están aquí empadronadas. Y en los últimos años, los problemas se han ido acumulando en el paraíso.

Este sector de Vilanova i la Geltrú, tocando la frontera con el término municipal de Cubelles, era conocido como Prat d’Esquerrer y en parte estaba formado por terrenos de humedales. Una vez desecados, a principios de 1970 aquí comenzó a construirse la urbanización Ibersol, entre la línea de la costa y la vía del ferrocarril. Por encima de la vía del ferrocarril se encuentra además el camping Platja Vilanova. Hace unos años, la zona fue rebautizada como Prat de Vilanova.



Anuncio publicado en el Diari de Vilanova, en noviembre de 1975, donde podemos ver que estaba a la venta un “local destinado a supermercado” en la urbanización Ibersol, “para abastecer a 450 apartamentos y 125 chalets y a la numerosa población que se baña en su playa”.

Un barrio aislado de la ciudad

Electoralmente hablando, el barrio del Prat de Vilanova (antes conocido como urbanización Ibersol) tiene poco valor estratégico.

Apenas son 650 personas empadronadas -la mayoría de entre 50 y 70 años de edad- y como no tienen colegios ni edificios públicos, si cuando se celebran elecciones quieren ir a depositar su voto deben desplazarse hasta el local social del Pòsit de Pescadors de Vilanova i la Geltrú, a cuatro kilómetros de distancia.

Solo la vieja carretera C-246 une el barrio con el centro urbano y los fines de semana no hay autobuses. El proyecto de construir un camino por la costa (paralelo a la vía del tren) para bicis y peatones sigue congelado desde hace años.

Una señal oficial situada en el barrio del Ibersol da indicaciones sobre el “Camino para peatones y bicicletas de la Costa del Garraf”. En teoría, este itinerario debía conectar Vilanova i la Geltrú con Cubelles, pero desde hace años el proyecto está parado.
Estado actual del “Camino de la Costa del Garraf”, en dirección a Cubelles.
El “Camino de la Costa del Garraf”, en dirección a Vilanova i la Geltrú (visto desde el sector del Ibersol) no lleva a ninguna parte.

“Somos los que somos y quizá por eso no nos hacen mucho caso”

“Si el día de las elecciones quieres ir a votar, tienes que desplazarte en coche y pagar la zona azul para poder aparcar en el Paseo Marítimo de Vilanova”, dice Rubén Domenech, vicepresidente de la asociación de vecinos.

Estos días los vecinos están recibiendo visitas de grupos políticos que se interesan por los problemas del barrio, pero ni tan solo pueden reunirse en la caseta prefabricada que instaló el Ayuntamiento hace una década a la entrada de la urbanización, porque apesta a humedad.

Rubén se encoge de hombros y admite que, pese al enfado generalizado que se respira entre los vecinos del Prat de Vilanova por la larga lista de déficits que acumula el barrio, es complicado prever una alta participación el día de las elecciones municipales del próximo domingo 28 de mayo. “Somos los que somos y quizá por eso no nos hacen mucho caso”.

En el barrio del Prat de Vilanova hay un total de 850 viviendas y cerca de 650 personas empadronadas.

La caseta prefabricada a la entrada del barrio puesta por el Ayuntamiento, que funcionaba como oficina de información sobre la Platja Llarga y como local de reuniones de la asociación de vecinos.
Interior de la caseta, muy afectada por la humedad.
Uno de los despachos de la caseta de información.

Una larga lista de déficits

Quizá no les hagan mucho caso, pero la Asociación de Vecinos del Prat de Vilanova es muy insistente, eso sí.

Solo el año pasado la asociación de vecinos del barrio presentó 140 instancias ante el Ayuntamiento. Y el año anterior, otras 135 instancias.

“Los concejales del gobierno municipal nos recriminan que siempre nos estamos quejando de lo mismo. Que si los problemas del puente peatonal cerrado hace años y que un día nos darán un susto; el riesgo de atropellos en el puente para vehículos; los baches del asfalto; los apagones de luz; las farolas encendidas a pleno día; la escasa recogida de basuras; la poca limpieza; los botellones en la Platja Llarga; el vandalismo; la presencia de autocaravanas que se instalan en el barrio varios días como si fuésemos un camping; las vallas rotas que un día podrían herir a alguien; el estado de la caseta que hace de local social; la presencia de aguas fecales cuando se producen desbordamientos del torrente; la inexistencia de un bus urbano; los problemas de accesibilidad que tiene la gente mayor para subir al bus interurbano; el retraso en la restauración del espacio natural de la Platja Llarga con el riesgo de que se pierda la subvención Feder; el camino de la costa para bicis y peatones que nunca llegaron a construir; las palmeras que no han repuesto; las farolas oxidadas; la falta de pasos de peatones; los problemas para que venga la Policía Local o la grúa por falta de efectivos… Claro que siempre nos quejamos de lo mismo, porque los problemas no desaparecen”, expone Rubén Domenech.

El puente peatonal que pasa por encima de la vía del ferrocarril presenta un lamentable estado de mantenimiento.
Aunque el puente está cerrado al público debido a su mal estado, los vecinos advierten que cuando llega el verano se ven niños jugando y corriendo por las pasarelas.
Una valla y un arbusto impiden, en teoría, que las personas accedan al puente peatonal.

El puente peatonal sobre la vía de ferrocarril

Respecto al puente de peatones que pasa por encima de la vía del ferrocarril, cerrado al público desde hace varios años por encontrarse en mal estado, la asociación de vecinos reclama al Ayuntamiento su restauración y reapertura cuanto antes.

“En cualquier momento, pueden caer las vallas del puente sobre alguien o sobre la catenaria, pudiendo causar un grave accidente ferroviario, sin olvidar que en los meses de verano varias veces se ha visto a niños jugando encima del puente peatonal, con el grave peligro de caer a la vía”, expone la asociación de vecinos.

Debido a que el puente peatonal está cerrado, los clientes del camping que quieren ir a la playa deben usar el puente para vehículos, pero desde la asociación de vecinos advierten que la acera es muy estrecha y en ocasiones los transeúntes tienden a ir por la calzada, con el riesgo que ello supone.



Por su parte, el gobierno municipal de Vilanova i la Geltrú ha informado que la reparación del puente peatonal no será sencilla y “por tanto, la Ley de Contratos de Sector Público nos obliga a hacer una licitación del proyecto que determinará qué debe hacerse, cómo proceder y el importe de la actuación”.

“Cuando tengamos este proyecto y sepamos exactamente el importe total podremos incorporarlo a inversiones y ejecutar la actuación. El proyecto lo estamos licitando, en consecuencia este año sabremos el importe y el próximo año ya se podría poner a inversiones para poder realizarlo (…) El Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú continúa a disposición, como siempre, de la Asociación de Vecinos de El Prat, como de todas las entidades vecinales, para tratar las cuestiones que afectan a los barrios”, ha informado el consistorio.

La asociación de vecinos del Prat de Vilanova se ha quejado repetidas veces porque en los episodios de lluvias intensas, el torrente se desborda y por los surtideros que se ven en la foto salen aguas con restos diversos, que van a parar a la playa.
Una de las farolas oxidadas que hay en el paseo marítimo del barrio.
El Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú construyó en el barrio del Ibersol esta gatera como “espacio de reposo, alimentación y acogida para los gatos de la calle”. Desde la asociación de vecinos dicen que nadie les aviso ni les consultó sobre esta instalación. El cartel avisa además que los gatos de Vilanova son “vecinos no humanos”. En cualquier caso, los vecinos humanos apenas han visto a sus colegas gatunos haciendo uso de este espacio.

Los problemas se multiplicarán en verano

José Manuel García, el presidente de la asociación de vecinos del Prat de Vilanova, teme sobre todo la llegada del verano, cuando los apartamentos se llenan y el barrio llega a doblar su población, a los que se unen los bañistas que acuden a la playa y los clientes del camping.

De junio a agosto todos los problemas enumerados anteriormente se multiplican y se agudizan, dice García. “Por ejemplo, con la llegada del buen tiempo, la gente monta carpas y fiestas nocturnas en la Platja Llarga, en teoría un espacio protegido por la presencia del corriol camanegre. Son como discotecas ambulantes y al día siguiente todo está hecho una guarrería”.

Vista de la Platja Llarga, en teoría un espacio natural protegido, pero donde se organizan botellones y fiestas nocturnas cuando llega el verano, según denuncian los vecinos del Prat de Vilanova.
Estado de la valla que separa el barrio del Prat de Vilanova de la Platja Llarga.

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que en el Prat de Vilanova no hay ni una sola tienda de comestibles ni un pequeño supermercado. Aquí solo abren un bar restaurante y un chiringuito durante la temporada turística. No obstante, desde la urbanización se puede acceder a pie o en coche al paseo marítimo de Cubelles.

Los vecinos reconocen que el Prat de Vilanova, gracias a su ubicación privilegiada junto a la playa, sigue siendo un pequeño paraíso en comparación con otros barrios de Vilanova i la Geltrú. Y en los meses de otoño e invierno, es una zona muy tranquila. Sin embargo, la lista de problemas no deja de crecer.